Los reactivos utilizados en las pruebas de diagnóstico son uno de los componentes más fundamentales y críticos necesarios para que un laboratorio médico funcione correctamente. Sin ellos, un laboratorio deja de operar, ya que es incapaz de generar las pruebas necesarias para el diagnóstico, tratamiento y monitoreo de la condición del paciente.

Su uso y función es:

Un volumen de muestra de paciente para analizar y un volumen de uno o más reactivos de diagnóstico se colocan juntos en algún tipo de recipiente de reacción y se mezclan, comenzando una reacción química.

Esta mezcla de prueba se incuba a una temperatura dada, generalmente a 37 ° C, durante un período de tiempo determinado.

La reacción se detiene una vez que se alcanza el tiempo de reacción del ensayo y se observa algún tipo de cambio cuantificable.

Este "cambio" varía según el procedimiento dado, pero es más a menudo un aumento o disminución en un color, un aumento o una disminución en la absorbancia espectrofotométrica, un cambio en la intensidad de la luz producida o no producida, o un aumento o disminución en la óptica. Densidad o turbidez de la mezcla de ensayo.

Este cambio se mide y se compara con un cambio conocido que tiene un valor definitivo asignado (el material de calibración o un material estándar que viene con mayor frecuencia) y se calcula en un resultado de prueba.

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